Final Mundial 2014: Estados Unidos no encuentra rival

por Roberto Anidos publicado en 2014 Década 2010 Estados Unidos Mundial Serbia

En el 2014 se celebró el Mundial de España, donde los Estados Unidos demostraron en la final desde el primer cuarto ante Serbia que estaban a otro nivel. Con un intenso ritmo defensivo y saliendo con rápidas transiciones en ataque, los USA rompieron la final (129-92) y el oro fue para ellos con total autoridad. Aunque el partido repartió felicidad por igual porque también para los serbios fue un gran día, 12 años después volvían a ganar una medalla mundialista

En las semifinales los Estados Unidos ganaron con facilidad a Lituania por 96-68 y por el otro lado Serbia en un disputadísimo encuentro ganó a una Francia que venia de ganar a España por 85-90. En la lucha por el bronce se repitió la final del europeo pasado y otra vez con idéntico resultado, Francia ganando a los lituanos, 93-95. El bronce se luchó hasta el final, decantándose del lado francés. Toda la igualdad que hubo en la lucha por el tercer puesto no existió en la gran final

Pese al gran inicio serbio (7-15), Estados Unidos logró un parcial de 28-4 con el que se acabó la historia de la final antes del descanso. Por entonces los americanos habían acribillado a base de triples (11/16) a Serbia, con James Harden (23 puntos) y Kyrie Irving (26) como protagonistas

¡Nadie puede con Estados Unidos! El equipo norteamericano pasó por encima de Serbia (129-92) y revalidó su condición de campeón de la Copa del Mundo evidenciando en la final la misma superioridad que mostró durante todo el torneo.

En ausencia del pretendido finalista por todos, la Copa del Mundo disfrazó una final clásica en “Tiempos Modernos”. Y es que la clase obrera de Charles Chaplin nunca estuvo mejor representada que en Serbia. Sí, con una estrella como Milos Teodosic, pero también con muchos jugadores que han subido su nivel en este torneo gracias a la capacidad de su entrenador, Aleksandr Djordjevic, a la hora de inculcarles la pasión y determinación que él siempre ofreció en pista.

La última vez que ambas selecciones se encontraron en un gran torneo peleando por medallas fue en 2002, el punto de inflexión en las dos potencias baloncestísticas. Entonces, el anfitrión americano claudicó ante la última gran Yugoslavia en cuartos de final. Djordjevic no estuvo en pista, pero sí Dejan Bodiroga y Dejan Tomasevic, dos de los principales responsables en los despachos de la actual federación serbia.

Por su parte, Estados Unidos también vivió entonces como anfitrión su particular fracaso. Fue el primero después del Dream Team y supuso que ya no valieran medias tintas. Ya no era suficiente traer NBAs, había que competir con los mejores si se quería ganar en el mundo FIBA. Dos años después quedó patente en la Olimpiada de Atenas, pero desde entonces una derrota en 2006 (se llevaron el bronce) es el único tachón en un historial que escribió una nueva página este domingo.

Bajo estos antecedentes, la final arrancó como una lucha entre la incontestable superioridad física y técnica de los americanos, y la inquebrantable fe serbia. El líder de ese dogma emocional fue sin duda Milos Teodosic que aunque tuviera mucha más atención del rival logró inventarse una asistencia para mate de Nikola Kalinic y colarse para sumar su primera bandeja. Sin miedo al rival Serbia comenzó mandando en el partido.

Harden e Irving silencian el inicio serbio

Los Estados Unidos buscaron en tres de sus primeros cuatro ataques a sus dos torres pero sólo una vez Keneth Faried encontró el aro. No era una buena noticia pero peor fue ver como en dos minutos Anthony Davis se cargó con dos faltas y el aro americano se abrió de par en para dos penetraciones de Nemanja Bjelica. En contra de lo que todos hubieran apostado, el primero en doblar en el marcador a su rival fue Serbia (5-10).

Por increíble que apareciera cuando Mike Krzyzewski pidió el primer tiempo muerto, pasados ya los tres primeros minutos Estados Unidos no había sumado ni un rebote y ni una asistencia. Tardó casi cinco minutos en hacerlo y eso era una mala noticia para dominar el partido como hubiera deseado, pero al rescate había salido James Harden, el único con lucidez y calidad para romper la defensa serbia con dos penetraciones y un triple.

Harden sumó nueve de los primeros 13 puntos y la dureza defensiva que imprimió DeMarcus Cousins logró dejar en nada la excelente salida de su adversario. Costó, pero a cuatro minutos del final del primer cuarto Estados Unidos ya se puso por delante. 17-15. Ahora sí, el aro se abrió para los americanos y tras Harden, fue Kyrie Irving quien encontró el camino del aro rival para poner un parcial de 15-0 que obligó a Djordjevic a parar el encuentro.

Entre Irving y Harden sumaron 18 de los 22 puntos del equipo norteamericano y la estrategia serbia de cerrar la pintura quedó anulada por la verticalidad de los exteriores de Estados Unidos. Una vez desatascado el problema del rebote (acabó ganando el cuarto 10 a 6), los americanos pudieron lanzar sus primeros contraataques y dominar a una serbia que con la rotación perdió fuelle y sucumbió a un brutal parcial de 28-4.

De la ilusión creada con el 7 a 15 inicial se pasó a un 35 a 19 segundos antes del final del primer cuarto. De soñar con una final igualada se pasó a temer un encuentro sin historia.

Estados Unidos mata el partido desde el triple

Serbia tenía un grabe problema en el partido pues tenía que abrir su defensa para frenar a Irving y eso dejó hueco para que Faried comenzará su habitual recital de rebotes en ataque y mates. Con latigazos de calidad de Milos Teodosic y Bogdan Bogdanovic el encuentro aguantó lo que pudo, pero un mate en contraataque de Faried evidenció que la historia del partido amenazaba con cerrarse incluso mucho antes de lo que hubiera apostado el público asistente (45-26).

Las bromas, los festejos de Stephen Curry evidenciaron que la final ya era una fiesta en la que Derrick Rose entró para dar rienda suelta a pases de fantasía y levantar las primeras exclamaciones de admiración de los asistentes americanos, neutrales, pero también serbios. La pasión de unos colores no podía negar la realidad de la gran superioridad americana.

En Estados Unidos todos reían menos uno. La tercera falta de Anthony Davis le obligó a pasar por el banquillo sumando apenas tres minutos de juego antes del descanso. Éste pero era el menor de los problemas visto que la renta se había estabilizado por encima de los 15 puntos y que otros interiores como Rudy Gay también intervinieron en ataque.

La segunda falta en ataque de Miroslav Raduljica y el siguiente triple del alero de Sacramento Kings puso por primera vez en el encuentro el más 20 para Estados Unidos. Lo del triple era ya un escándalo. Estados Unidos, el equipo llamado a estrellarse desde lejos acumulaba en ese instante un increíble 9/13… por sólo 1/7 de Serbia. No era una metamorfosis de jugadores, sino la diferencia de lanzar con una presión normal o con el agobio constante al que los americanos someten a sus rivales (56-30).

Ya puestos a no ver emoción, Irving y Harden (18 y 17 puntos al descanso) siguieron turnándose para lanzar con increíble efectividad (acabaron con 11/16 al descanso) y alcanzar la barrera de los 30 puntos de diferencia justamente en el umbral del descanso (67-36).

El chorreo americano fue tal que hasta Harden cayó en el exceso en la última jugada. Primero buscando descaradamente el cuerpo a cuerpo con su defensor y luego lanzando un triple sin sentido. Y como los excesos, hasta cuando los comete los americanos, se pagan, Kalinic anotó un triple sobre la bocina para cerrar la primera parte (67-41).

Plácido punto final a un campeonato impecable

En vistas que los americanos estaban por aguar la noche a Raduljica (siempre centran su atención en aquellos que juegan en su liga) tuvieron que ser otros como Bjelica (pese a su prematura eliminación fue el mejor de los serbios con 18 puntos y cuatro rebotes) y Kalinic (sorprendente final con 18 puntos) quienes asumieran la anotación en la pintura.

Claro, eso no gusta a ningún jugador y una antideportiva y una técnica en dos defensas seguidas del pívot evidenciaron el malestar de Raduljica por el partido en general y el suyo en particular.

El partido en la zona fue de DeMarcus Cousins, un pívot siempre visto con lupa por su mala cabeza, que estuvo a punto de quedarse en los cortes previos, pero que fue creciendo en el torneo como primera rotación interior y, ya en la final, fue el mejor con 11 puntos y nueve rebotes. Su salida en el tercer cuarto por Davis supuso la tercera oportunidad para la estrella de los Pelicans por hacerse sentir en una final que seguía viajando en los 30 de diferencia (81-50).

La zona con la que tanto se elucubró las horas antes del encuentro apareció por fin en el partido. Aunque el aluvión triplista fue incontestable, ésta es siempre una solución para cerrar el rebote y cortar el ritmo del rival. Pero ni con esas, su puesta en escena fue respondida por la primera canasta en juego de Davis y dos triples de Irving.

Para el desafortunado Anthony Davis, cuanto menos le quedó el honor de anotar el punto 100 a falta de un minuto para el final del tercer cuarto. Fue a través de un alley oop y fue la plasmación gráfica de una superioridad que nunca debía haber en una final.

El 105 a 67 con el que arrancó el último período hace un flaco favor a la competición y por extensión al baloncesto. Cierto que llegaron los que fueron los dos mejores equipos del torneo, pero cuestiona la necesidad de traer a los mejores NBA… Igual toca volver al 2002 y reiniciar la historia de los mundiales.

Los últimos minutos de la final transcurrieron con la voluntad de los norteamericanos por seguir gustándose y por ampliar la ventaja ante la animosa afición serbia que alentó a los suyos como héroes. El resultado no hizo desmerecer el valor del torneo y la calidad de la plata conseguida.

El caer de los minutos trajo la rotación de ambos equipos que menos tiempo disfrutó del campeonato. Mason Plumlee y Andre Drumond tuvieron su momento de gloria en la final y la salida de los jugadores serbios se convirtió en el último homenaje a los brillantes subcampeones del mundo.

No había tiempo para más, bueno, para festejar el fin de fiesta del brillante campeón del mundo. Ya lo confesó el capitán del equipo, James Harden, horas previas. “Hemos hechos grandes partidos hasta ahora, pero queremos que el mejor sea en la final”, dijo… el domingo lo evidenció, él mismo con 23 puntos y todo Estados Unidos, el incuestionable mejor equipo del mundo.

Estados Unidos   129
*Irving – 26p, 4a, 1r.
*Curry – 10p, 1r.
*Harden – 21p, 3r, 2a.
*Faried – 12p, 7r.
*Davis – 7p, 4r, 1t.
Thompson – 12p, 2a, 2t.
Rose – 0p, 6a, 1r.
Cousins – 11p, 9r, 2t.
Gay – 11p, 3r.
DeRozan – 10p, 1r, 1a.
Plumlee – 1p, 4r. 
Drummond – 6p, 2r, 1t.
 
Serbia   92
*Teodosic – 10p, 7a.
*Markovic – 3p, 6r, 3a.
*Kalinic – 18p, 3r, 1a.
*Bjelica – 18p, 4a, 3r.
*Raduljica – 9p, 3r.
Bogdanovic – 15p, 2r, 1a.
Krstic – 4p, 1r.
Jovic – 6p, 3a, 2r.
Stimac – 7p, 2r.
Katic – 2p, 1r, 1a.
Simonovic – 0p.
Bircevic – 0p.

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