En las semifinales España elimina a una potente Rusia por 67-59 en una segunda parte memorable. En la otra semifinal Estados Unidos vencen con claridad a Argentina por 109-83. Se repite final cuatro años después. En la lucha por el bronce, en un vibrante partido que no se decidió hasta los segundos finales, Rusia venció 81-77 y se llevó el metal.
España vuelve a demostrar a Estados Unidos y al mundo que es un equipo de leyenda. Sólo el acierto de Durant y el cansancio de los españoles fue capaz de decantar la balanza (107-100). La selección vuelve a conqusitar una plata con sabor a oro en el último partido de una generación irrepetible.
España volvió participar en un partido grandioso. De principio a fin. Fue un espectáculo propio de una final olímpica entre los dos mejores equipos del universo. Como un calco de la final de Pekín, la selección obligó a Estados Unidos a dar lo mejor de sí misma para colgarse un oro que podría haber acabado en otro cuello (107-100). Los españoles no tendrán esa medalla, pero la gloria no se la quita nadie.
Hay cosas que no se miden con medallas ni copas, sino que van más allá de lo material. Ver jugar a Navarro, por ejemplo. Él descorchó el partido con un triple más falta adicional que anticipa que España estaba ahí para pelear. No había fascitis que valiera, ni dolores de espalda, ni problemas en el tobillo, sólo un enorme talento que había quedado oculto durante el torneo. Pero el día D, a la hora H, volvió a resurgir. El escolta hizo 10 puntos en cuatro minutos para alimentar el sueño español (7-12). Parecía que los estadounidenses no le conocieran.
Durant primero y Melo después daban la réplica en Estados Unidos. Aprovechando la zona en la que se plantó España durante todo el primer cuarto descargaron una extraordinaria batería de triples (7/10 en los primeros 10 minutos) desde las esquinas que provocaron la primera escapada del Dream Team (25-16, min 7). El despertar de Rudy impidió que la distancia fuera mayor en la primera pausa. Sólo ocho puntos (35-27). España había salvado la primera situación crítica.
Y no sólo eso. Se rehizo a la perfección y arrancó el segundo cuarto con un parcial de 0-7 al ritmo de Sergio. El base se sentía en su salsa entre los jugones. En menos de cuatro minutos ya había dado cuatro asistencias. Por si era poco, un triple suyo cerró un parcial de 2-14 con el que ponía por delante a España (37-39). A Estados Unidos se le había terminado el filón de los triples y sumó tres canastas en juego en cinco minutos.
Su producción llegaba a través de los tiros libres. España fue castigada excesivamente cuando cargaba el rebote ofensivo. Marc se fue al banquillo con cuatro faltas a los 15 minutos y Felipe cometió tres en un periquete. Algún destello de Navarro, que se fue a los 19 puntos al descanso y los tiros libres de Rudy mantenían el partido en un puño (59-58). El partidazo recordaba a la final de Pekín hace cuatro años. Entonces, España se fue a los vestuarios ocho abajo (69-61).
El tercer cuarto fue propiedad exclusiva de Pau. Hasta ese momento, ante la dureza defensiva de LeBron no había visto aro con facilidad y se dedicó a asistir (cinco al descanso), pero en la reanudación le hizo un roto a Love. Anotó los 13 primeros puntos de España en un clínic de movimientos. La selección volvió a adelantarse en pleno éxtasis baloncestístico del pívot (64-67). Kobe, picado, aguantó el tirón con siete puntos seguidos. El español había ganado el duelo particular, pero Estados Unidos había recuperado el mando, aunque el marcador seguía en el filo a falta del último cuarto (83-82).
Con España al límite de la resistencia física, Pau y Navarro se tomaron un respiro. Lo aprovechó Paul para dar aire a Estados Unidos (90-84). A la selección se le atragantaba la defensa estadounidense, cada vez más intensa. De ahí nació un parcial de 14-5 que dejó a España al borde del precipicio (97-87). El empujón definitivo se lo dio LeBron. Primero un mate y luego un triplazo con Marc Gasol acabaron con las esperanzas españolas (102-93 a dos minutos del final). La última pulsación de la selección fue un triple fallado de Navarro a 1:15 del final. Si hubiera entrado… Como hubiera entrado el triple de Jiménez hace cuatro años… España murió con todos los honores. Se llevó la plata porque en los Juegos no se pueden dar dos oros.
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