Este año la Copa de Europa cambia de competición en lo que se refiere a las rondas preliminares antes de la liguilla. A diferencia de los años anteriores que se hacía otra liguilla previa por grupos ahora se haría con dos cruces previos a ida y vuelta. Comenzando 24 equipos tras la primera criva quedaron 12 y tras el segundo cruce los seis supervivientes jugaron la liguilla regular
El Pallacanestro Cantu eliminó primero al Dudelange y luego al Fribourg
El Olimpia Milan eliminó primero al Eczacibasi y luego al SC Moderne
El Real Madrid eliminó primero al Alvik BK y luego al Crystal Palace
El CSKA Moscu eliminó primero al Skovlunde y luego al Turun
El Maccabi eliminó primero al Wien y luego al NN Donar
El Cibona eliminó al Alexandria y luego al Honved
Italia presentó a sus dos candidatos para la liguilla, uno como vigente campeón de Europa y otro como campeón italiano. Los transalpinos fueron los dominadores de la competición y así terminaron primero el Cantú y segundo el Milán para enfrentarse en una final italiana. El Real Madrid tuvo opciones hasta el final de meterse pero finalmente no hubo lugar. El Maccabi tras tres finales consecutivas este año quedó muy lejos.
LIGA REGULAR
1. CANTU (7-3)
2. MILAN (7-3)
3. REAL MADRID (6-4)
4. CSKA MOSCU (5-5)
5. MACCABI (5-5)
6. CIBONA (0-10)
En la ciudad de Grenoble con 12.000 italianos animando dos colores se vivió una final con todas las letras. Más emoción imposible en la finalísima de la Copade Europa disputada por vez primera entre dos equipos italianos. A falta de 13 segundos, con 69-68 en el marcador, los milaneses tienen en su posesión el balón y pueden lograr la victoria. Franco Boselli lanza a canasta y falla; Gallinari coge el rebote y recibe el tapón de Brewer en su intento de penetración bajo el aro. Peterson reclama falta, pero el partido finaliza con la invasión de los tifosi de Cantú.
Entre dos equipos italianos que ya se habían enfrentado en cuatro ocasiones a lo largo de la temporada, no podía esperarse nada más que precauciones defensivas a ultranza. En esta tesitura, los tiradores se veían obligados a lanzar en posiciones forzadas, con el consiguiente escaso porcentaje de acierto. Más fallona la Billy al comienzo, permitió que la Ford se escapara poco a poco en el marcador, aunque siempre por debajo de la barrera psicológica de los diez puntos (19-12, min. 12; 27-18, min. 19). Al descanso se llegaba con el paupérrimo resultado de 29-22, más debido a la intensidad defensiva de ambos conjuntos que a su falta de acierto.
Tras el descanso se vio a una Ford hipermotivada, con un Bryant que por momentos parecía imparable y un Riva impecable en la finalización. La ventaja de los de Cantú se fue ampliando y, mediada la segunda mitad, llegó a ser de quince puntos (47-32, min. 27). El partido pareció tener ya un único dueño, máxime tras la eliminación de Meneghin por faltas personales. Pero los milaneses tiraron de orgullo e iniciaron un pressing rabioso que se tradujo en un parcial de 0-10 (47-42, min. 30). La Billy siguió recortando diferencias de forma progresiva, gracias en gran parte a un Mike d’Antoni que no sólo estaba acertado de cara al aro, sino que también se erigía en el líder defensivo de su equipo, organizando la famosa zona 1-3-1 presionante a medio campo que tan buenos resultados le había dado en los últimos años al equipo que dirige Dan Peterson. Los de Cantú no supieron atacar esta defensa y en sus filas comenzó a reinar el desconcierto. Incluso Marzorati, seguro durante todo el partido, empezó a perder sus primeros balones y tuvo que ser sustituido por Cattini. La Billylogró situarse a sólo un punto de sus rivales (51-50, min. 32), aunque en ese momento los de Cantú recuperaron la concentración y, de la mano de unos extraordinarios Riva y Bryant, entraron en los últimos cinco minutos con nueve puntos de ventaja (61-52, min. 36).
Pero la escuadra milanista no quiso darse por vencida y lucho hasta el final. Un par de recuperaciones de D’Antoni volvieron a estrechar las diferencias. En los últimos segundos, con 69-68 en el marcador, el base italo-americano del Olimpia inicia el ataque que puede ser definitivo para su equipo. D’Antoni intenta forzar la personal entrando por la línea de fondo, pero los defensores de la Ford le cierran el camino hacia el aro; aun así, logra pasar el balón a uno de los gemelos Boselli, Franco. Su lanzamiento desde cuatro metros es repelido por el aro hacia el centro de la zona, donde surgen los brazos larguísimos de Gallinari para capturar el rebote. El ala-pívot italiano finta hacia canasta, aunque en el último segundo recibe un tapón espectacular de Brewer, y el partido concluye en medio de la invasión de campo de los aficionados canturinos.
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