En la primera fase no hubo lugar a las sorpresas y todos los grandes se clasificaron a la liguilla por el título. El KK Bosna vuelve a estar entre los seis mejores y el Limoges tras ganar al Den Bosch se mete en la liguilla
El Barcelona eliminó al Efes Pilsen en primera ronda y después al Murray BC
La Roma eliminó al Dudelange en primera ronda y después al Partizani
El Cantu eliminó al Nyon en primera ronda y después al Oostende
El KK Bosna eliminó al Klosterneuburg en primera ronda y después al Sunderland
El Maccabi eliminó al Brondy en primera ronda y después al Aris Salónica
El Limoges eliminó al Dynamo Bucarest y después al Den Bosch
Desde el primer momento se vio que la gran final iba ser cosa entre el Barcelona y la Roma. Ambos equipos dominaron la situación, aunque el bicampeón Cantu lo intentó hasta el último momento. El resto fueron invitados de piedra. Los catalanes lograron entrar en la fiesta italiana.
LIGA REGULAR
1. BARCELONA (7-3)
2. ROMA (7-3)
3. CANTU (6-4)
4. KK BOSNA (5-5)
5. MACCABI (3-7)
6. LIMOGES (2-8)
La final se disputó en la ciudad suiza de Ginebra. El Barcelona desperdició una gran ocasión para conquistar por primera vez en su historia la Copa de Europa de baloncesto, en un partido en el que fue claramente de más a menos. A pesar de que en el descanso ganaba por diez puntos (32-42) y de que llegó a contar con una ventaja de hasta trece (22-35), no supo hacerse con la victoria ante el también debutante en finales Banco di Roma. Por su parte, los italianos supieron controlar mejor sus nervios y aprovecharon el inopinado bajón blaugrana en la segunda parte para hacerse con un triunfo inesperado. Gran parte de los males del Barça vinieron provocados por la nefasta actuación de Sibilio, uno de los mejores tiradores de Europa, que en este partido dio la de arena.
El encuentro había comenzado de una forma sorprendente, ya que el Barcelona, de la mano de un pletórico Epi (autor de 11 de los 17 primeros puntos de su equipo), se despegaba en el marcador (8-17, min. 7). Davis se mostraba intratable en la bombilla, y tan sólo Sibilio era una rémora para su equipo. Por su parte, el Banco di Roma fallaba en demasía (2 canastas en sus 13 primeros intentos), y únicamente Larry Wright —la “libélula de ébano”— mantenía a flote a su equipo a base de tiros arriesgados. Por fortuna para la escuadra romana, el Barcelona cometía demasiadas pérdidas de balón absurdas y buscaba en exceso el lanzamiento exterior de Epi y Sibilio —desaprovechando el juego interior de sus dos americanos Davis y Starks, menos marcados que sus compañeros—, y los hombres de Valerio Bianchini pudieron recortar diferencias (14-17, min. 9). Tras una fase de equilibrio, el Barcelona lograr distanciarse de nuevo en el marcador gracias a una serie de rápidos contragolpes (22-35, min. 16). En los últimos minutos de la primera parte, los romanos se refugiaron en una defensa 1-3-1 que sirvió para limar diferencias en el marcador, aunque el Barcelona seguía siendo el claro dominador (32-42). El principal problema para los azulgrana era entonces la cuarta falta personal de Davis.
La segunda parte fue diametralmente opuesta. Wright empezó a tomar la responsabilidad de dirigir y anotar para su equipo, de forma que en ataque se jugaba casi todos los balones en el uno contra uno. Pese a que Gilardi cayó eliminado tras una doble falta personal con Epi (la cuarta del alero barcelonista, autor hasta ese momento de unos incólumes 10 de 12 en tiros de dos), el Banco di Roma fue recortando poco a poco diferencias en el marcador hasta llegar a ponerse por delante por vez primera (57-56, min. 31). El partido había cambiado de rumbo y ahora era el Barcelona el que se veía a remolque. El conjunto italiano logra su máxima ventaja coincidiendo con la quinta falta personal de Solozábal (69-63, min. 35). A falta de 1’10’’, con 75-73 en el marcador, parecía que los azulgrana aún tenían posibilidades. Los italianos, por medio de Sbarra, fallaron en su ataque, pero el rebote fue a parar a manos de Kea, quien anotó para casi apuntillar al Barça. Con el definitivo 79-73 se escapaba el sueño europeo de los catalanes.
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